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UCR: ¿Deberíamos mantener la zona azul de Costa Rica? – Actualidad cr

San José, 23 de julio (OCI/UCR) .- En el V Informe sobre áreas azulesun estudio de Desarrollo del centro de univents Univents. y dentro del marco del presidente obsoleto y la sociedad de la Facultad de Medicina De la Universidad de Costa Rica, se lanza una advertencia sobre desafíos emergentes que pueden comprometer la sostenibilidad de estas áreas geográficas en el futuro.

El estudio reflexiona sobre cómo preservar un estilo de vida saludable; Frente a la globalización alimentaria, la creciente urbanización, la transformación de las redes sociales y el cambio climático inclusivo.

La península de Nicoya en Costa Rica es reconocida en todo el mundo como una de las cinco áreas azules, donde las personas viven con buena salud durante más de 90 años. Esta extraordinaria longevidad es el resultado de factores culturales, sociales y ambientales, y debe estar protegido por políticas públicas innovadoras, educación y programas comunitarios que promuevan estilos de vida saludables.

El documento generalmente analiza el estilo de vida de las áreas azules, pero se centra en la península de Nicoya, donde los factores que permiten que se destacan la vitalidad de la población.

En esta área de Guanacasteca, se cuentan hasta 23 siglos por cada 100,000 habitantes. Estas personas tienen un mejor perfil de lípidos y glucémicos que sus descendientes tienen un menor peso y una mejor calidad y diversidad de dieta que sus familiares y que los adultos en el área urbana de Costa Rica, según los estudios realizados por la Universidad de Costa Rica.

En la península de Nicoya, que se reconoce históricamente por su alta vida, se observa un cambio preocupante en la salud de las generaciones más jóvenes. El abandono de la dieta tradicional rica en alimentos frescos y locales ha dado paso a un alimento basado en productos ultraproseos y altos de azúcar, contribuyendo al aumento de enfermedades metabólicas como la obesidad, la diabetes tipo 2 y la hipertensión en humanos menores de 50 años.

Según datos recientes, estas condiciones han aumentado en un 35 % en la última década, poniendo en peligro la calidad futura y la esperanza de vida. Este panorama exige una profunda reflexión sobre la importancia de retener los hábitos saludables que caracterizaron la región y que se pueden perder si no se toman medidas urgentes.

  1. Uno de los desafíos más importantes radica en la preservación de los hábitos alimenticios tradicionales. El aumento en el consumo de alimentos ultra procesado es una amenaza directa para las prácticas alimentarias que históricamente han caracterizado a la región. Por lo tanto, se hace esencial desarrollar estrategias que vuelvan a evaluar la dieta tradicional, fomenten el consumo de productos indígenas y la transmisión del conocimiento culinario entre generaciones.
  2. El segundo gran desafío está relacionado con el mantenimiento de hábitos saludables. La práctica física regular es esencial para la prevención de enfermedades crónicas y el pozo integral de los humanos. Ante este desafío, es necesario fortalecer las acciones de la comunidad que promueven el movimiento diario, el acceso a espacios públicos y programas adecuados de actividad física inclusiva.
  3. El tercer desafío es preservar los lazos intergeneracionales y el estilo de vida distintivo de Nicoya, basado en la interacción social, el apoyo mutuo y el respeto de la intergeneración, que fue una de las claves para la longevidad en la región. Sin embargo, los cambios sociales y económicos de hoy amenazan con debilitar estos vínculos. Es necesario fortalecer los programas comunitarios existentes e implementar nuevas iniciativas que promuevan la coexistencia entre generaciones, a través de actividades culturales, espacios de reunión y la salvación del conocimiento tradicional.

Finalmente, la longevidad no solo debe considerarse como un indicador demográfico, sino también como una expresión de inclusive, justa y enfocada en la persona. Los estudios y la investigación en áreas azules han demostrado que la longevidad no es el resultado exclusivo de la genética avanzada o la atención médica, sino de un estilo de vida simple basado en una alimentación saludable, actividad física constante, apoyo social y un fuerte sentido de propósito.

La investigación de las personas advierte que nosotros, como costarricenses, tenemos el inevitable desafío de reconsiderar sus estructuras a partir de un enfoque de intergeneración, donde la experiencia acumulada de los adultos mayores se articula con la innovación y la dinámica de las nuevas generaciones.

Es necesario mudarse a entornos más accesibles, inclusivos y resistentes, reconociendo la diversidad del envejecimiento y garantizar la plena participación de todas las personas, sin distinción de edad.

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