Museo Costario Rico «Exporta» Modelo productivo para víctimas de conflictos armados en Colombia en Colombia – Actualidad cr

San José, 14 de agosto (Elpaíss.cr) .- El Museo de Cultura Popular (MCP) de la Escuela Nacional de la Universidad (UNA) dio un paso internacional al consolidar una alianza con el Museo de Memoria de Colombia, adjunto al Centro Nacional de Memoria Histórica, para repetir una herramienta efectiva para la generación de ingresos y comunidad.
La iniciativa busca beneficiar a las mujeres víctimas del largo conflicto armado colombiano, dejando un equilibrio oficial de más de 450,000 personas muertas y millones de sobrevivientes, muchas de sus mujeres que sufrieron desplazamiento forzado, abuso y violencia sexual.
Un modelo probado en Costa Rica
El MCP en Barva de Heredia ha implementado un enfoque innovador durante más de 20 años que combina la conservación cultural con la generación de oportunidades económicas. El espacio tiene una tienda que funciona como una tienda de comestibles tradicional, talleres, charlas y un refresco que salva la cocina local.
Del 28 de julio al 1 de agosto, una delegación del Museo Colombiano de Memoria visitó el MCP para saber en detalle cómo funciona este esquema. La delegación consiste en Adriana González, directora del Museo Colombiano, y Rodrigo Torrejano-Jiménez, asesor de entidades.
«Esta es una contribución realizada por la Universidad Nacional en el marco del proceso de paz en Colombia», dijo Luis Pablo Orozco, director del MCP.
El proyecto de internacionalización fue bautizado como ‘cocina ubuntu’, refiriéndose al término africano que significa ‘humanidad hacia los demás’. La propuesta se centrará en las mujeres de la costa del Caribe colombiano afectados por la violencia, para ahorrar y promover la tradición culinaria afro -desasuadora como un motor de desarrollo económico.
Ubuntu
«La estufa de Ubuntu salva una tradición ancestral asociada con los pueblos afro descendiente de Colombia y su gastronomía, su cultura y tradiciones populares. Con esta visita, hacemos un intercambio de buenas prácticas y asesoramiento técnico para que el modelo pueda repetir allí», explicó Orozco.
Las autoridades colombianas están eligiendo a los beneficiarios, que pueden provenir de departamentos como Chocó, Nariño y Cauca, uno de los más derrotados por el conflicto armado. El objetivo es recibir capacitación, orientación e instrumentos para emprender sus propios proyectos productivos y garantizar su independencia económica.
Contexto del conflicto
El conflicto armado colombiano, iniciado en la década de 1960 con la aparición de la guerrilla de Farc y Eln, así como grupos paramilitares y estructuras criminales vinculadas al tráfico de drogas, tenía un desproporcionado para las mujeres.
Según el estudio de la verdad de las víctimas femeninas del conflicto armado en Colombia, preparado por PNUD, tres de las cuatro mujeres cuestionadas fueron necesariamente trasladadas, el 82% sufrió un tratamiento inhumano y el 13% fue víctima de violación sexual.
Aunque se firmó un acuerdo de paz con el FARC en 2016, los episodios de violencia y procesos de negociación con el ELN bajo el gobierno de Gustavo Petro fueron mantenidos.
Agenda laboral
En Costa Rica, la delegación colombiana fue recibida por el embajador colombiano Jorge Rodríguez y participó en una capacitación en la administración y sostenibilidad del museo productivo, así como en las reuniones con Mayela Solano y Antonio Castillo, promotores del MCP, quienes evaluaron la historia y los desafíos de este espacio cultural.
También celebraron reuniones con estudiantes de varias carreras de la UNA y el Programa de Patrimonio, Desarrollo y Sociedad de la Escuela de Sociología, además de los artesanos y escultores visitantes de Barva, como el Calicanto Collective Grouping más de 40 artistas.
Siguientes pasos
Orozco dijo que la próxima fase de «Ubuntu’s Kitchen» incluirá sesiones virtuales para diseñar instrumentos y metodología de implementación. Se espera que esta etapa se complete en marzo de 2026 con una visita de la delegación costarricense a Colombia para comenzar el proyecto.
«Es un esfuerzo de cooperación cultural y social que conecta a dos países, pero lo más importante es que se conecta con historias de dolor con caminos de esperanza», concluyó Orozco.