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Las mujeres costeras y rurales de Costa Rica rechazan el proyecto de la conferencia 4 × 3 – Actualidad cr

San José, 16 de julio () .- La red de mujeres costeras y rurales en Costa Rica tiene su rechazo categórico de Bill no. 24.290, que aumenta la implementación de días hábiles de 12 horas durante cuatro días de operación (con tres días de descanso).

La organización, que consiste en mujeres de áreas históricamente marginadas, condena que esta reforma profundizaría la desigualdad de género, aún más condiciones de trabajo femeninas y limitaría el acceso de las mujeres a los derechos básicos como el descanso, la salud y el tiempo libre.

El proyecto, promovido por los sectores empresariales y apoyado por el ejecutivo bajo el argumento de «modernización y flexibilidad del trabajo», ha producido una fuerte oposición entre las organizaciones sociales, académicas y sindicales.

Para la red, el 4 × 3 representa un revés que ignora las realidades diferenciadas que enfrentan las mujeres, especialmente aquellas en áreas rurales y costeras donde las condiciones de vida ya son peligrosas.

Un día doble invisible

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), las mujeres en Costa Rica asignan entre 4 y 6 horas al día al trabajo doméstico y la atención no remunerada. La red advierte que los días de 12 horas a largo plazo impuestos por el modelo 4 × 3 no están considerando esta segunda carga de trabajo que se desproporciona con las mujeres, lo que amenaza su salud física, el pozo emocional y el desarrollo profesional.

«La supuesta flexibilidad laboral no conduce a bien cuando las mujeres tienen que ir a trabajar durante 12 horas, regresar a casa por la noche y continuar con un segundo día para cuidar a sus hijos, personas mayores o enfermas, sin apoyo del estado o acceso a servicios básicos como guarderías o transporte nocturno», dijo la red en un veredicto público.

Impacto en áreas históricamente excluidas

El rechazo del proyecto tiene una base territorial y social clara: las áreas rurales y costeras donde muchos de los miembros de la red tienen directamente restricciones en infraestructura, servicios públicos y oportunidades laborales.

Un estudio realizado por el investigador Claribel Sánchez Arias, de la Universidad de Distancia Estatal (UNED), revela casos como ‘Mariana’, una madre soltera que trabajó en 12 horas de noche y apenas logró dormir dos horas al día por sus responsabilidades de atención.

Según Sánchez, este tipo de situaciones no son excepcionales, sino representativas de una estructura de trabajo diseñada con las mujeres más vulnerables.

«En estas áreas, no hay suficientes centros de atención o redes de transporte público o apoyo adecuados. La imposición de un modelo 4 × 3 implica más horas desde el hogar sin ninguna garantía de apoyo social para mujeres trabajadoras», dice el investigador.

La situación se exacerba aún más para las mujeres indígenas y afro descendientes, que enfrentan una triple discriminación: a través del género, el origen étnico y la clase social.

Los datos de la FAO indican que el 40% de las mujeres rurales en América Latina no tienen sus propios ingresos. En Costa Rica, más del 26% de las mujeres viven en áreas rurales, mucho en condiciones laborales, con bajos ingresos y sin protección social.

Compromisos internacionales en cuestión

La red de mujeres costeras y rurales también cuestiona la coherencia del proyecto 24,290 con las obligaciones internacionales firmadas por el país. Entre ellos, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres (CEDAW), el Acuerdo 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el SDG 5 (Igualdad de Género) y el SDG 8 (trabajo decente y crecimiento económico).

«Costa Rica ha comprometido al mundo a erradicar la violencia y la discriminación del trabajo contra las mujeres. Sin embargo, este proyecto debilita los compromisos al legalizar las formas de extracción laboral bajo el pretexto del desarrollo económico», dice la pronunciación de la red.

Mientras que países latinoamericanos como Chile, Colombia, México y Ecuador están progresando a reducir las horas de trabajo para mejorar la calidad de vida y promover la equidad, Costa Rica, según las mujeres organizadas, iría en la dirección opuesta.

Concreto -reclamos de las áreas

Dado este panorama, la red de mujeres costeras y rurales hizo un conjunto de demandas claras:

  1. Archivo inmediato del proyecto de ley 24.290: La red solicita que los consideren regresivos y perjudiciales para la población trabajadora, especialmente las mujeres del procedimiento legislativo.

  2. Apertura de un diálogo nacional: La organización propone abrir espacios para consultar con organizaciones de mujeres, sindicatos, academia y otros sectores sociales, para discutir las verdaderas reformas laborales con un enfoque de derechos humanos e interés de género.

  3. La creación de un sistema nacional de atención universal y libre: Se necesita una política pública integral que permita a las mujeres ejercer su derecho sin sacrificar su salud o vida personal.

  4. Fortalecer las inspecciones laborales con un enfoque de género: La red insiste en que el Ministerio de Trabajo realiza controles efectivos en zonas libres, maquilas y sectores agrícolas donde el trabajo distribuye el abuso, especialmente a las mujeres.

«El modelo 4 × 3 no es progreso, es regresión. Nuestras condiciones de vida no pueden seguir siendo moneda para atraer inversiones a expensas de nuestras espaldas», enfatiza el documento.

Una red amplia y articulada

El documento cuenta con el apoyo de varios grupos locales que conforman la red, incluido el colectivo Samara empoderado, United Talamanca, el movimiento feminista de Santa Teresa y la Asociación de Emprendedores Samara – Emprendedores Samara – Zona Azul.

Estas organizaciones, que están presentes en diferentes partes del país, han desarrollado proyectos para el empoderamiento económico, la educación comunitaria y la defensa del área, que consolida una voz colectiva que hace que las demandas de mujeres rurales y costeras sean visibles.

En su mensaje final, la red repite: «Las mujeres costeras y rurales no son variables de ajuste para beneficiar a las grandes empresas. Nuestros derechos no son negociables».

Con este posicionamiento, las mujeres organizadas de los márgenes del país contribuyen a un movimiento nacional que no solo cuestiona la forma, sino también al fondo del modelo económico que promueve la reforma laboral actual. Un modelo que, lejos del cierre de brechas, amenaza con expandirlo.

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