La ansiedad, la depresión y los esfuerzos de suicidio están aumentando entre los jóvenes en Costa Rica – Actualidad cr

SAN JOSÉ, 12 de julio (ELPAÍS.CR) – La salud mental de los adolescentes y los jóvenes en Costa Rica pasa por una situación alarmante, una combinación de factores sociales, emocionales y culturales que generan una presión constante e innegable sobre este sector de la población. La Universidad de Distancia Estatal (UNED) advierte, que aumenta la voz frente a un fenómeno cada vez más visible, pero aún no recibe la atención integral que merece.
Según la psicóloga Marianella Vesssa, coordinadora de la Comisión Institucional de Salud Mental de la UNED, la crisis tiene múltiples raíces: desde demandas académicas excesivas y una cultura de perfeccionismo, hasta la violencia en entornos digitales, abandono emocional y baja educación emocional desde una edad temprana. Según el especialista, esta mezcla es un aumento preocupante en los casos de ansiedad, depresión y sentimientos de fracaso entre los jóvenes.
«Estamos en un contexto que impone demasiadas expectativas y al mismo tiempo ofrece muy pocos instrumentos para enfrentarlos. La presión de no fallar, la comparación continua en las redes sociales y la falta de espacios seguros para hablar sobre lo que creemos que hace una mella en el bien psíquico de los jóvenes», dijo Paths en declaraciones respaldadas por la política nacional de salud mental.
Los datos oficiales confirman esta tendencia. Según las estadísticas del Ministerio de Salud y la Dirección General de Ajuste Social, los esfuerzos para suicidarse en personas entre 10 y 19 años aumentaron de 1,505 en 2023 a 1.558 en 2024. Estas cifras reflejan una disminución continua en la salud mental de una población que enfrenta este problema en el silencio y sin redes de apoyo efectivas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha indicado en todo el mundo que los trastornos mentales, especialmente la ansiedad y la depresión, son una de las causas más importantes de discapacidad. En Costa Rica, la situación no es diferente, pero la estigmatización de la salud mental, la falta de recursos emocionales y la ignorancia impide que muchas personas busquen ayuda profesional a tiempo.
«La idea equivocada de que pedir ayuda es un signo de debilidad, y que el sufrimiento continúa. Muchos jóvenes creen que deben ser fuertes todo el tiempo, sin comprender que el cuidado de la salud mental es una parte fundamental de la autoevaluación», dijo el académico de la UNED.
Ante esta realidad, la Universidad propone una serie de acciones concretas que deben integrarse urgentemente en las políticas públicas y la cultura colectiva. Entre ellos está la necesidad de introducir educación emocional en el plan de estudios escolar desde una edad temprana, para que las niñas, niños y adolescentes aprendan a identificar sus emociones, expresarlas y desarrollar habilidades para la vida.
Además, se sugiere capacitar a maestros, familias y líderes comunitarios en instrumentos como la escucha activa, la validación emocional y el riesgo psicosocial a continuación, con el objetivo de construir entornos que no solo detecten señales de alarma, sino que también pueden contener con sensibilidad y responsabilidad.
La promoción de espacios de discusión seguros, como círculos de apoyo, conversaciones y programas comunitarios, también es una prioridad para el SNUD, así como el fortalecimiento de una red de apoyo intersectorial que expresa esfuerzos entre instituciones públicas, organizaciones sociales y comunidades.
Otra apuesta es la transformación del entorno digital, educativo y familiar en espacios protectores. En los momentos en que las redes sociales tienen una influencia decisiva en la autoestima y la percepción del éxito o el fracaso, la creación de un ecosistema más compasivo y empático es esencial.
Viesies Sossa también enfatiza la importancia de las pequeñas acciones diarias para cuidar la salud mental: de la expresión que siente sin miedo, coloca límites y mantiene rutinas saludables, hasta que duerme bien, nutren, conmovedor físicamente, haciendo que la conexión de la naturaleza y el cultivo de lazos humanos importantes.
«La salud mental también se ha construido en la comunidad. No se trata solo de intervenciones clínicas, sino de construir una cultura de bienestar colectivo, donde la ayuda para la ayuda para pedir ayuda no se considera debilidad, sino como un acto de coraje», concluyó el psicólogo, lo que hizo un llamado urgente a toda la sociedad costara para causar este problema con la empatía.
Si bien los números reflejan un aumento silencioso en el sufrimiento en las aulas, en hogares y dispositivos móviles, los votos como los viales instan a que todavía lleguemos a tiempo para actuar. Sin embargo, el desafío no es menos: desconectar estigmas, ofrecer herramientas, escuchar sin juzgar y asegurarse de que ningún joven solo tenga que cargar con el peso de su dolor.