Dudan si el gobierno de Trump ha deportado a ciudadanos de El Salvador.

Washington, 14 de mayo (Latin Prensa) — Se ha presentado un debate profundo sobre el impacto de las políticas de inmigración implementadas durante la administración de Donald Trump. Según defensores de los derechos de los inmigrantes, es posible que el número real de deportaciones realizadas por el gobierno de Trump supere significativamente las cifras actualmente disponibles. Este preocupante asunto ha cobrado particular relevancia en el contexto de la creación de una Megacárcel en El Salvador, la cual, según diversos informes, estaría absorbiendo a muchos migrantes de Estados Unidos.
Recientemente, una lista difundida por CBS revela los nombres de 238 individuos a quienes se les suspendieron diversas acciones por parte de la administración Trump el 15 de marzo. Esta situación se remonta a una ley de 1798 que ha sido citada para justificar estas medidas. Sin embargo, a medida que el tiempo avanza, van emergiendo más casos de personas que no constan en la lista, lo que hace que la situación sea aún más alarmante y confusa.
Un caso emblemático mencionado es el del migrante Ricardo Prada, un venezolano que había solicitado asilo en Estados Unidos a través de la aplicación CBP One, implementada durante la administración de Joe Biden. Ricardo logró establecerse en Detroit, Michigan, donde se ganaba la vida como distribuidor. Sin embargo, un giro desafortunado relacionado con un error de gestión lo llevó a realizar un viaje no planificado a Canadá. A su regreso a Estados Unidos a través del túnel Detroit-Windsor, las autoridades de inmigración lo detuvieron, iniciando así un proceso de deportación que ha convertido su vida en un verdadero calvario. Hasta el momento, se desconoce su paradero actual.
Organizaciones no gubernamentales que defienden los derechos de los inmigrantes han expresado su preocupación sobre este asunto, afirmando que la administración republicana podría haber transferido a más personas al Centro de Terrorismo (CECOT) en El Salvador de lo que se ha reportado oficialmente. Esto sugiere que podría existir un número mayor de deportados que no está contabilizado en los listados oficiales.
El fundador del Venezolan Caucus y director ejecutivo ha señalado: «A medida que los casos de desaparición emergen, los medios de comunicación han comenzado a hacer eco de esta situación, lo que nos lleva a asumir que todos los nombres que aparecen y que no se encuentran en la lista original han sido enviados al Cecot». Esta afirmación resalta el nivel de incertidumbre y desconfianza respecto a las prácticas de deportación llevadas a cabo.
Para muchas organizaciones de derechos humanos, esta serie de arrestos no solo supone una violación del debido proceso, sino que también puede encajar en la categoría de «desapariciones forzadas». Este término se refiere a situaciones donde las autoridades privan a una persona de su libertad y posteriormente se niegan a proporcionar información sobre su situación o ubicación.
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha manifestado que ha recibido información concerning más de cien venezolanos que creen haber sido detenidos en el CECOT, donde se estiman que están siendo sometidos a violaciones graves de sus derechos humanos. Las Naciones Unidas declararon: «El destino y la residencia de al menos 245 venezolanos y unos 30 salvadoreños trasladados a El Salvador siguen siendo inciertos».
El uso de una ley con más de dos siglos de antigüedad para acelerar las deportaciones de supuestos criminales, especialmente aquellos con vínculos a pandillas peligrosas como el tren Aragua, ha despertado una controversia significativa tanto política como legal. Recientemente, un juez federal dictaminó que el uso de esta autoridad, conocida como la autoridad de Guerra de Warfall del siglo XVIII, es ilegal, lo que suma una nueva capa de complejidad a esta cuestión ya problemática.