Día del mundo de las ballenas y delfines: un llamado urgente a la conservación marina – Actualidad cr



San José, 23 de julio (). El mundo detiene cada mundo su rutina para conmemorar el Día Mundial de Ballenas y Delfines, una fecha dedicada a la defensa y la protección de estos emblemáticos mamíferos marinos.
El Ephemeris fue fundado en 1986 por la Comisión Internacional de Ballenas (CBI) con el fin de poner fin a la caza comercial que llevó a muchas especies al borde de la extinción, y para promover su conservación activa.
Aunque se impuso una moratoria global a la ballena hace casi cuatro décadas, las amenazas que enfrentan estos cetáceos no desaparecieron. Por el contrario, se han diversificado: la caza furtiva para fines ‘científicos’, la captura accidental en las redes de pesca, la contaminación química y acústica, los enfrentamientos con barcos y los efectos del cambio climático son solo algunas de las presión múltiple que aún ponen en peligro su supervivencia.
Un sentido de celebración
Según Diego Reina Anduze, director de las 7 maravillas naturales de América, este día no solo debe verse como una conmemoración simbólica, sino como una oportunidad para renovar el compromiso global con la conservación marina. «Además de la caza, estos cetasianos están en riesgo debido a la contaminación, la pesca accidental y la destrucción de sus hábitats. Por lo tanto, esta fecha busca promover acciones de protección concreta, promover una legislación efectiva y promover la ciudadanía ambiental», explicó.
Las ballenas y los delfines no solo son seres impresionantes debido a su tamaño y comportamiento social, sino que juegan un papel importante en el equilibrio ecológico de los océanos. Como mamíferos marinos, alcanzan los pulmones y tienen una sensibilidad auditiva aguda, lo que los hace específicamente vulnerables a una contaminación saludable y cambios drásticos en sus hábitats.
A pesar de las décadas de los esfuerzos internacionales y de moratoria, las cifras siguen siendo preocupantes: algunas poblaciones de ballenas y delfines se han reducido en más del 90% en comparación con sus niveles históricos, y especies como el delfín del río Yangs o la vaquita marina se llevaron al borde del cruel.
Conservación responsable y ecoturismo
Uno de los instrumentos más efectivos para proteger a estos mamíferos fue el ecoturismo marino, una actividad que puede observar ballenas y delfines de manera reverente en su entorno natural. Esta práctica no solo contribuye al desarrollo económico de las comunidades costeras, sino que también fomenta la educación ambiental, apoya la investigación científica y estimula una mayor evaluación social de los océanos y la biodiversidad.
Costa Rica, por ejemplo, se ha convertido en un punto de referencia para el turismo en la observación del cetáceo, con sitios como Bahía Ballena, en el Pacífico Sur, donde miles de turistas nacionales e internacionales van todos los años para observar ballenas jorobadas durante sus migraciones.
Gracias a estas prácticas, muchas comunidades han encontrado nuevas fuentes de ingresos que dependen directamente de la salud y la presencia de estas especies.
Sin embargo, el manejo insuficiente del turismo también puede tener consecuencias negativas, como el estrés de los animales, la interrupción de sus patrones de comportamiento e incluso los accidentes de botes.
Por lo tanto, los expertos y las organizaciones ambientales insisten en la necesidad de determinar regulaciones claras, restricciones en el número de barcos por área y programas de capacitación para guías y operadores turísticos para garantizar un equilibrio entre la conservación y la actividad económica.
Un compromiso colectivo
El Día del Mundo de las Ballenas y los Dolfines son más que un Ephemeris. Es un recordatorio de que la vida marina está en riesgo y que su protección requiere el esfuerzo conjunto de gobiernos, científicos, empresas, comunidades costeras y ciudadanos.
Ante un contexto global caracterizado por la crisis climática, la contaminación marina y el uso excesivo de los recursos, la preservación de los cetáceos se ha convertido en una causa emblemática que refleja la necesidad de un cambio de paradigma en nuestra relación con la naturaleza.
La ciencia ha demostrado que los cetáceos no solo son inteligentes y sociales, sino también sindicatos climáticos. Por ejemplo, las ballenas contribuyen al ciclo de carbono marino, que ayuda a regular los niveles de CO₂ en la atmósfera. Su protección también es proteger el planeta.
Por lo tanto, este 23 de julio no se trata solo de la celebración de la majestad de las ballenas y la gracia de los delfines, sino para asumir un compromiso real con su conservación. Del rechazo de productos derivados de su caza, para apoyar las iniciativas locales de ecoturismo sostenible y reclamar políticas públicas, cuenta todas las acciones.
En un mundo donde los océanos enfrentan varias crisis, las ballenas y los delfines defensores también defienden el futuro común de la humanidad y la vida marina.