Comunidades indígenas y ambientales en Jäküii-Pacuare afirman detener nuevas presas – Actualidad cr

San José, October 5 (Elpaís.CR) .- With a clear and powerful message-«Neither the state nor the companies, the rivers no longer place dams!»-Indigenous communities, small farmers and environmental organizations from different regions of the country, from 28 August to 31 in Bajo Pacuare and Nimarí ñak, Cabécar, Cabécar Territitory, Jäcüi-Pacuare at four Reunión+10+20+20+20+20+20+20+20+20+
Cuatro días, representantes de más de 30 comunidades en Turrialba, el Caribe, el Sur y el Pacífico, junto con grupos ambientalistas nacionales e internacionales, la defensa de los ríos, la justicia ambiental y el futuro del modelo de energía en Costa Rica. La declaración final de la reunión reclama un cambio profundo: que los ríos dejan de ser vistos como bienes y reconocidos como temas reales.
Ríos vivos, pueblos vivientes
Para los participantes, la defensa de los ríos es inseparable contra la defensa de la vida. «Cada río vivo y libre garantiza la vida del planeta, mantiene ecosistemas, ofrece alimentos, cultura, recreación y espiritualidad. Los ríos son bienes colectivos de la naturaleza para el servicio de las personas», dice el documento firmado.
El manifiesto advierte que más de la mitad de los ríos del planeta han sido respondidos o explotados para la excitación hidro eléctrica y otros fines, causando desplazamientos forzados de miles de comunidades y la pérdida irreversible de biodiversidad. De los 177 ríos más largos del mundo, solo un tercio corre gratis y solo 21 más de 1,000 kilómetros hasta que llegan al mar, según datos internacionales de los ríos.
Crítica del modelo de energía
La reunión reveló que se ocultó un modelo de extracto, bajo el discurso de energía ‘limpia’ y ‘sostenible’, que aún beneficia a la élite nacional e internacional a expensas de las comunidades del sur global.
«Las materias primas del Sur están húmedas de sangre, mientras que los gobiernos y las corporaciones en el norte venden la ilusión de una transición de energía verde. En realidad, un sistema colonial de explotación ilimitada de la Tierra y las personas continúa», dijeron las organizaciones.
En Costa Rica, dijeron, las decisiones energéticas se han concentrado históricamente en empresas gubernamentales, privadas y técnicas, sin participación real en las comunidades. Exigen que el modelo eléctrico sea democrático, inclusivo y dirigido a la bienvenida de la gente, con la electricidad reconocida como un derecho humano.
«Eliminar presas, ya no construir»
El documento dice que las presas deben ser eliminadas gradualmente, luego de ejemplos de Europa y Estados Unidos, donde se han demolido cientos de depósitos durante el año pasado. «No hay una forma científica de justificar las plantas hidro eléctricas como energía limpia o renovable. Hablar sobre» flujo de compensación «es una tontería del plan de estudios de impacto ambiental», dicen.
El Pacuare, uno de los ríos más emblemáticos de Costa Rica y el símbolo de resistencia comunitaria para mega proyectos hidroeléctricos, se colocó como un ejemplo de lucha y resistencia. El objetivo prioritario, acordaron, es mantenerlo libre para siempre y declarar a Ramsar, bajo la Convención de Humedales de 1971 para la protección de humedales de importancia internacional.
Defensa del hielo y rechazo de la privatización
Las comunidades también rechazaron el proyecto legislativo 23,414, que según los signatarios quiere privatizar el sistema eléctrico bajo el disfraz de «armonización». Se aseguraron de que esta iniciativa debilitó el Instituto de Electricidad Costa Rican (ICE) y destruyó los principios de solidaridad, equidad y cobertura universal del servicio público.
«Defenderemos el hielo como una entidad social pública, pero exigimos respeto por las comunidades y ríos. La información completa, el diálogo y el consenso con la sociedad son condiciones inalienables», dijeron.
Pueblos indígenas en medio de la defensa
El manifiesto recuerda que cualquier proyecto en áreas indígenas debe tener una consulta de antemano, gratuita e informada, de acuerdo con la Ley Indígena de 1977 y la Convención 169 de la OIT, que fue ratificada por Costa Rica en 1992 «. Las áreas no son áreas de intervención o construcción, son espacios que deben ser respetados», enfatizan.
La voz de los pueblos indígenas fue fundamental para la reunión: «Nuestros ríos, bosques y áreas son bienes colectivos, no bienes. La venta de la naturaleza es vendernos a nosotros mismos. Los ríos no se venden, las áreas no se negocian, la Madre Tierra no se explota», declararon.
Solidaridad internacional y riesgos para los defensores ambientales
La reunión también expresó solidaridad con los pueblos que defienden el agua y las áreas de todo el mundo, y recuerdan que este trabajo plantea grandes riesgos. Según Global Witness, entre 2012 y 2023, más de 2.100 defensores de las personas de la Tierra y el medio ambiente murieron, y solo en 2023 196 fueron asesinados.
También condenaron el genocidio contra el pueblo palestino y la criminalización de los movimientos sociales en diferentes regiones del planeta y confirmaron que «el cuidado de la vida del planeta no es terrorismo».
Una alianza diversa
La declaración fue firmada por representantes de las comunidades Cabécares, Bibris, Ngäbes y Térrabas, así como por los sectores agrícolas de Turrialba, Pérez Zeledón, Puntarenas y Buenos Aires de Puntarenas, junto con organizaciones ambientales nacionales e internacionales.
Entre las ciudades participantes se encuentran Santubal, Nimarí ñak, Alto Pacuare, Sixaola, Térraba, Curre, Monteverde, Longo Mai, Guacimal y Punta Morales.
«No tenemos miedo»
El cierre de la reunión confirmó la determinación de continuar la defensa de los ríos, a pesar de los riesgos. «Sabemos que defendemos los derechos de la tierra en un momento de cruel autoridad política y criminalización. Pero no tenemos miedo: continuaremos organizando para cuidar la vida del planeta», concluye la declaración.
La resistencia a las presas en Costa Rica
1980 – Pacuare bajo amenaza
El Instituto Costario Rico de Electricidad (ICE) promovió un proyecto de mega hidroeléctrico sobre el río Pacuare. La oposición de las comunidades locales, las ciudades y ambientalistas nacionales e internacionales detuvo el plan. Pacuare se ha consolidado como un símbolo de zancamiento ecológico.
1990 – Ley 7200 y privatización parcial
La aprobación de la Ley 7200 abrió la puerta para la generación de electricidad privada. Las organizaciones sociales han expuesto que la explotación privada de ríos, bajo el discurso de modernización, se ha beneficiado.
2000 – Proyectos privados en expansión
En regiones como Pérez Zeledón, Turrialba y Sarapiquí han surgido proyectos a menor escala que enfrentan la resistencia local. Las comunidades indígenas y agrícolas han expuesto una falta de consulta y daños acumulativos al medio ambiente.
2015 – Movilización en defensa del río SaveGre
Las comunidades y organizaciones han logrado detener la construcción de represas en SaveGre, que hoy es reconocida por la UNESCO como una reserva de biosfera.
2017 – Pelea en Térraba y Coto Brus
Las personas originales han expuesto la falta de consulta en proyectos hidroeléctricos al río Térraba, afectando directamente las áreas indígenas.
2023 – Tendencia internacional a demoler represas
En Europa, se eliminaron 487 represas y en los Estados Unidos se liberaron durante más de un siglo, como Klampath. Estos ejemplos proporcionan la creencia de que Costa Rica debe elegir liberar sus ríos, y no la presa.