Los primeros indicios del Papa Leo XIV apuntan a la justicia social

San José, 10 de mayo (DNP/UN) .- Hoy se presentan una serie de signos y teorías que, aunque pueden ser considerados especulaciones, poseen una influencia significativa al momento de levantar el perfil de Robert Francis Prevost, quien ha sido seleccionado como el nuevo líder espiritual de más de 1.200 millones de católicos en todo el mundo: el Papa Leo XIV.
Su reciente aparición en el balcón de la famosa Basílica de San Pedro, ubicada en el Vaticano, junto con el anuncio de que optará por el nombre de Leo XIV, establece inmediatamente una conexión con el legado del Papa Leo XIII. Este último, cuya pontificación se extendió entre 1870 y su fallecimiento en 1903, tuvo un impacto perdurable en la Iglesia y la sociedad de su época.
El contexto mundial ha cambiado drásticamente, impulsado por intereses geopolíticos. Durante este tiempo, el liberalismo ha buscado penetrar en varias regiones del planeta, incluyendo países como Costa Rica, intentando disminuir la influencia tradicional de la Iglesia Católica. En este proceso, la Iglesia ha ido perdiendo un papel prominente en un entorno caracterizado por la industrialización y el modernismo.
Leo XIII se posicionó en este ambiente al publicar, en 1891, la encíclica Rerum Novarum, que es considerada el fundamento de la doctrina social de la Iglesia. Esta encíclica abordó crucialmente el tema del trabajo, defendiendo los derechos de los trabajadores, promoviendo el salario mínimo y reivindicando condiciones laborales justas.
Se puede observar que el enfoque de Leo XIII mostró que, aunque el liberalismo prometía desarrollo y oportunidades, en realidad trajo consigo pobreza y exacerba la desigualdad. Las clases trabajadoras, muchas veces, se ven excluidas de los beneficios de este progreso. Las enseñanzas sociales de la Iglesia abarcan no solo una correcta remuneración, sino la comprensión de cómo se distribuye la riqueza en la sociedad, un aspecto fundamental en el diálogo ecuménico sobre la ciencia de la religión.
El propósito de Leo XIII fue esencialmente reconciliar la modernidad con la tradición de la Iglesia, y su enfoque coincide con lo que se anticipa del Papa Leo XIV, quien ha comenzado su papado llamando a una unidad renovada y una visión sinodal de la Iglesia, transformándola en una comunidad pastoral comprometida con una misión común.
Hoy en día, lógicas emergentes de modernización y tecnologías innovadoras presentan desafíos significativos, como el advenimiento de la inteligencia artificial y su repercusión en la dinámica de las relaciones humanas. Según Soto, esta es una de las problemáticas discutidas previamente por el Papa Francisco en diversas comunicaciones en torno a los desafíos que estas innovaciones generan, una temática que probablemente será también abordada por el nuevo pontífice.
Correlaciones
Francisco Mena, director de la Escuela Ecuménica de la UNA, reflexionó sobre el tema del trabajo en la elección del nombre del nuevo Papa. “Considero que el nombre que ha tomado representa un refuerzo a los principios establecidos por el Papa Francisco. Es crucial que la sociedad contemporánea reflexione sobre su modelo de producción y maneras de redistribuir la riqueza más equitativamente”, manifestó.
La elección de un nombre papal es simbólicamente significativa y envía señales sobre la dirección que tomará un pontífice. Esto se remonta al momento en que Jorge Mario Bergoglio optó por el nombre de Francisco. En esa ocasión, el sacerdote Leonardo Boff declaró que la elección de Francisco insinuaba un fuerte compromiso con la problemática climática, un compromiso que se ha hecho visible a lo largo de su pontificado.
Mena añadió que será fundamental observar cómo el nuevo Papa abordará la cuestión del trabajo humano y su relación con la protección del medio ambiente, a pesar de las interconexiones que existen entre ambos temas.
A medida que se desenvuelvan los días, se estará a la expectativa sobre si Leo XIV retoma el camino de las reformas y de las nuevas perspectivas necesarias que han sido discutidas por sectores tanto estrictos como apasionados dentro de la Iglesia Católica.
El mensaje del Papa Francisco en su última celebración de Pascua también se puede leer en términos de continuidad, destacando la idea de un camino colectivo.
Sin embargo, Diego Soto menciona que no vislumbra un cambio radical bajo el liderazgo del nuevo pontífice. “Parece que esta vez tenemos a una persona con un enfoque más conciliador y también más reservado; temas como la participación femenina o la diversidad sexual no son aspectos que aparentemente serán tratados en este contexto”, argumentó.
Dentro de la Iglesia, la adherencia a los protocolos es imperativa, y su efecto se evidenció hoy. La aparición pública de Leo XIV, ataviado con las vestiduras establecidas por la constitución apostólica, puede ser interpretada como un símbolo de continuidad con los patrones tradicionales de la Iglesia Católica.
Un aspecto notable es la vinculación espiritual del nuevo Papa con la Orden de San Agustín, una comunidad católica que hace votos de pobreza, castidad y obediencia. “Allí se encuentra la esencia de todas las virtudes, que es la humildad, y la regla del monasterio favorece una comunidad enraizada en la humildad”, agregó Soto.
Además, sus frecuentes llamados a la paz expresan su inquietud respecto a los conflictos que afectan al mundo actual, tal como situaciones en países, desde Ucrania hasta Gaza, o los recientes conflictos entre India y Pakistán, que han estado en la palestra mediática esta semana.
En relación con los desafíos que enfrenta, el subdirector de la Escuela Ecuménica espera que el nuevo Papa avance en la cuestión de la vulnerabilidad humana frente a problemas como las migraciones, algo que Francisco ya había mencionado en su último saludo Urbi et Orbi el 20 de abril, donde habló del amor frente al odio y la luz en medio de la oscuridad.
Se espera que también asuma el reto de hacer frente a las denuncias de delitos sexuales que han sacudido a la Iglesia Católica en los últimos años, continuidad que debe reflejar la situación ambiental presente en la encíclica Alabanza si’ de Papa Francisco.
A la espera de su primer gran acto oficial y las entrevistas que ofrecerá como el primer Papa estadounidense con raíces latinoamericanas, el mundo católico tiene los ojos puestos en cómo el nuevo obispo de Roma se comunicará en italiano y español. ¡Habemus papam!