Leo XIV: Un Papa Americano de Corazón Peruano


Lima, 8 de mayo.
Pionost nació el 14 de septiembre en Chicago, una ciudad vibrante de Estados Unidos, y en 1977 decidió unirse a la Orden de San Agustín (Augustinianos). Su ordenación como sacerdote tuvo lugar en Roma en 1981, donde recibió la formación y el apoyo espiritual necesarios para su futuro servicio.
Tras concluir su participación en labores religiosas en los Estados Unidos, fue enviado a Perú en 1985, específicamente a la diócesis misionera de Chulucanas, situada en el norte del país, en el Departamento de Piura. Este destino le ofreció la oportunidad de sumergirse en una nueva cultura y de realizar un trabajo significativo en comunidades que realmente necesitaban ayuda.
Su labor en Perú resultó ser un esfuerzo social considerable, ya que trabajó en la organización de proyectos que abarcaban tanto aspectos religiosos como iniciativas sociales. A través de sus obras, no solo promovió los ideales cristianos sino que también buscó enriquecer y valorar las comunidades locales, reforzando el vínculo entre la Iglesia y las personas a las que servía.
El estadounidense Agustín se convirtió en una figura clave en la renovación espiritual del país, liderando un movimiento para revigorar los procesos religiosos en Perú. Su compromiso fue evidente, ya que coordinó esfuerzos tanto en Estados Unidos como en Perú, lo que le permitió vivir intensamente en América del Sur y desempeñar un papel crucial en la enseñanza pastoral y el derecho canónico, enfocándose especialmente en áreas que enfrentaban retos económicos significativos.
En 2014, fue nombrado obispo de Chiclayo, que se encuentra en la provincia de La Libertad, al norte del país. Durante su tiempo en este cargo, que se extendió hasta 2023, se dedicó a cuidar y apoyar a su parroquia, consolidando su reputación como un líder querido y respetado.
En 2015, el Papa adquirió la nacionalidad peruana, compartiendo este distintivo con sus raíces estadounidenses. Esta interacción simboliza la conexión entre los Estados Unidos y Perú, representando una mezcla de culturas y tradiciones.
Una vez que se designó como pontífice supremo, el Registro Nacional de Identidad y Estado Marital peruano corroboró que Povost tenía su nacionalidad activa, así como un documento de identidad nacional. Esta formalidad reafirma su compromiso y conexión con el país que ha tenido un impacto significativo en su vida y ministerio.
En 2023, se le nombró prefecto del dicasterio, lo que le permitió promover una Iglesia Católica más consciente y responsable ante las realidades locales. Desde su nuevo puesto, ha elaborado estrategias que fomentan la inclusión y el entendimiento mutuo en la comunidad religiosa.
A lo largo de esos años, desarrolló una fuerte amistad con el extinto Papa Francisco, quien fue una influencia clave en su trayectoria. Al anunciar su nombramiento, Leo XIV manifestó su deseo de que la Iglesia Católica continúe avanzando en la senda progresista que forjó el papado de Francisco.
Al mismo tiempo, expresó sus saludos en español a la «Diócesis de Chiclayo», un gesto que refuerza el amor y la memoria que guarda de su tiempo en Perú. Este comentario fue un acto de reconocimiento y afecto hacia la comunidad que lo acogió.
La elección de Leo XIV ha sido celebrada con gran alegría en la nación andina, muy especialmente por la presidenta Dina Boluarte, quien expresó sus mejores deseos al país, reconociendo al nuevo «Papa» del Vaticano como un líder espiritual que representa a todos los peruanos. Este acontecimiento marca un nuevo capítulo en la historia del país y de la Iglesia, lleno de expectativas y esperanza. (Sputnik)